Renunciar a tu Estilo? Ni de coña!

Dime una cosa, ¿cuántas veces te has sorprendido mirando prendas en tu armario que ni tú misma sabes por qué has comprado?

Y sin embargo puede resultar obvio.

Si está en tu armario es porque tú la has comprado (dejamos a un lado los regalos de nuestros allegados que creen conocernos) así que tirando del hilo algo habrás visto en esa prenda que te haya llamado la atención tanto como para gastarte tu dinero en ella.

Pero sigues sin saber por qué te la compraste.

La respuesta es fácil.

Ese día decidiste renunciar a tu estilo, sin más! Ya sea porque te dejaste llevar por tendencias, por las redes sociales o por “X” compromisos que se dieron en tu vida.

El resultado es que ahora tienes una prenda que con un poco de suerte te la habrás puesto 2 ó 3 ocasiones y si ya estamos hablando de prendas para asistir a eventos la cosa se agrava…

He asistido a eventos (de todo tipo de índole) en los que se veía a leguas quiénes llevaban su traje / vestido o lo que sea de una manera natural y quiénes hasta el roce con la tela les hacía llaga.

Por no hablar de la cantidad de personas que he entrevistado (formé parte de recursos humanos de varias empresas en las que me consultaban si debían de contratar a la gente por lo que proyectaban con su imagen pero de esto ya te hablaré otro día) que se veían que venían en plan “dress to impress” (vestidos para impresionar) y que lograban el efecto contrario, ser descartados.

Y es que es de suma importancia que no renuncies a tu estilo, nunca!

OJO A ESTO!

En una de las empresas en las que trabajé como comercial de puerta fría durante años me pidieron disculpas por tener que ponerme un uniforme.

¿Sabes lo primero que hice, verdad? Fue preguntar por el color de las prendas, me iban bien. Sin problema jajaja.

¿Lo segundo? Hacer el uniforme mío. Lo combinaba con accesorios y complementos que dijeran bien alto cuál era mi estilo.

¿Lo tercero? Mi prenda exterior de abrigo era plateada (la que solía llevar más a menudo) pero también vestía chaquetas de pelito, de flores y hasta con lentejuelas. A diferencia de mis compañeros y compañeras que llevaban sus prendas de abrigo en tono negro o azul marino.

Te voy a contar lo que pasó. Los clientes no siempre recordaban mi nombre pero si llamaban a la empresa para preguntar por mí adivina que es lo primero que usaban para describirme…

¡MI ESTILO!

Por eso es tan importante tenerlo claro y ser lo más leal que puedas a él. Incluso a la hora de asistir a un evento.

Si tú no eres de vestidos, no te los pongas. Si vas más cómoda de plano hay cien mil opciones para que te veas femenina, elegante, etc.

Si no te sueles maquillar, no vayas con una careta de maquillaje y por supuesto, si no estás familiarizada con tocados, pamelas y demás pero quieres llevar “alguna gracia” en tu pelo mejor opta por prendedores sutiles, diademas que te aguanten todo el día (que por cierto las hay muy monas).

Hoy en día tienes muchísimas opciones para vestir y para accesorizarte sin falta de gastarte un dinero para que luego quede muerto de risa en tu armario.

Sabes cuál es la moraleja de todo esto, verdad? Que cuando eres fiel a tu estilo y a tu imagen da igual dónde estés o a qué asistas. La gente te recordará por eso mismo, sin embargo cuando interpretas un papel o adaptas tu imagen a lo políticamente correcto o a lo que otras personas esperan ver de ti el resultado dura menos que un bombón en mi casa.

Todo se desmorona como un castillo de naipes y aquello que tanto ansiabas lograr lo habrás perdido en un abrir y cerrar de ojos.

Recuerda que nuestra imagen habla antes que nosotros y comunica mucho más alto y más claro que las propias palabras que salen de nuestra boca.

Por ello, si estás en ese momento en el que ya no te gusta lo que ves en el espejo o simplemente quieres mejorar tu imagen, dejar de comprar prendas que luego apenas usas y de paso ahorrar un buen dinero te aconsejo que le eches un vistazo a mi servicio “DEFINE TU ESTILO” está creado precisamente para sacarte del bucle en el que te encuentras por una persona (yo) que ha vivido todo por lo que tú estás pasando ahora y más.

¡Puedo ayudarte!

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